martes, 24 de enero de 2017

Género y acceso a la tecnología en México

Las brechas que se multiplican


El siguiente ensayo tiene como propósito analizar el origen, desarrollo y algunos resultados en la implementación de la perspectiva de género como política pública transversal, inscrita en el Plan Nacional de Desarrollo, 2013-2018, denominado Programa Nacional para la Igualdad de Oportunidades y la No Discriminación contra las Mujeres (Proigualdad).

Dos variables orientan esta revisión que, de otra forma, correría el peligro de extenderse en demasía. Por una parte, estará centrada únicamente en la indagación sobre el efecto de esta política en términos redistributivos, tomando como referencia la situación que guarda el acceso que las mujeres gozan en relación con las nuevas tecnologías, en el marco de lo que llamaremos, de modo general, alfabetización digital.

De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), en el caso de las políticas públicas implementadas en la región, entre los objetivos de justicia que son fundamentales para evaluar su efectividad de éstas, destacan el de la justicia distributiva, de reconocimiento y de representación ( (Buquet, 2015).

México ocupa el lugar 80 en el “Global Gender Gap Report” de 2014 (Buquet, 2015). Este índice, que depende del Foro Económico Mundial, incorpora cuatro dimensiones que se utilizan para el reporte: participación económica y oportunidades, educación, salud y poder político. 

A su vez, para Latinoamérica, la CEPAL ha creado el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, mismo cuyas mediciones e basan en tres grandes ámbitos: la autonomía física, la autonomía en la toma de decisiones y la autonomía económica.

En este sentido, si comprendemos Alfabetización digital de conformidad con lo que Germán López Noreña establece: “La alfabetización digital no pretende formar exclusivamente hacia el correcto uso de las distintas tecnologías. Se trata de que proporcionemos competencias dirigidas hacia las habilidades comunicativas, sentido crítico, mayores cotas de participación, capacidad de análisis de la información a la que accede el individuo, etc. 

En definitiva, nos referimos a la posibilidad de interpretar la información, valorarla y ser capaz de crear sus propios mensajes” (López Noreña, 2010), encontraremos que estas habilidades corresponden claramente a las tres dimensiones de las que hace mención la CEPAL.

Por su parte, el Proigualdad 2013-2018 se compone de 6 objetivos transversales y 36 estrategias, 314 líneas de acción y 18 indicadores cada uno con sus metas a 2018 (Diario Oficial de la Federación-DOF, 2013)

Al referirse en el diagnóstico que presenta, al tema de la Alfabetización digital, aunque no lo menciona de esa manera el Programa establece: 

Las Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC) abren un panorama inédito a mujeres y niñas para informarse, capacitarse y establecer redes de apoyo; es decir, no solamente son útiles para el entretenimiento, sino que ofrecen posibilidades de mejorar sus capacidades y con ello su empoderamiento. Por lo anterior es necesario fomentar el uso de las TIC sobre todo en mujeres mayores de 25 años, en quienes se ha observado un menor uso. Los datos muestran que 37.7% de las mujeres y 42.0% de los varones usaron Internet con tiempos promedio semanales de seis horas tanto para varones como para mujeres” (Diario Oficial de la Federación-DOF, 2013).

En 1980 México ocupaba el lugar 53 del índice de Desarrollo Humano, en 2016, 36 años después, ocupa el lugar 74. Sin esto ya es una mala nueva, al revisar el comportamiento del índice a nivel regional, la disparidad es clara (PNUD-México, 2012).




Al señalar que 34% de las mujeres vive en entidades con bajo desarrollo humano, PNUD señalaba al presentar su informe 2014 que un análisis a detalle de los datos sobre el IDH en mujeres, dará cuenta de esta desigualdad. 

De tal suerte que, por ejemplo, una mujer en Chiapas tiene una expectativa de vida menor en tres años de la de una mujer que vive en la ciudad de México, pero su nivel de escolaridad es de quinto de primaria, frente al de preparatoria, de la segunda, y su ingreso es de la mitad, que el de su congénere que vive en la capital del país. 

Con este panorama en cuenta, el acceso a las nuevas tecnologías se vuelve prioritario allí donde mayor marginación existe. 

De acuerdo con la SCT, México multiplicó por diez el número de sitios públicos con acceso gratuito a Internet (SCT, 2016).



El programa México Conectado señala tres beneficios: disminuir la brecha digital, mejorar la cobertura y los servicios públicos, y ahorrar servicios públicos. 

De propiciar la igualdad de género no hay, sin embargo, ninguna mención al respecto. Ni en sus Lineamientos, ni en la información general, procesos de implementación o informes de avance.

Lo cual no deja de llamar la atención sobre todo si, como se ha señalado ya, se trata de una política pública transversal, a la par que estudios como el de Lucas Navarro, aplicado a nivel de toda América Latina, incluido México, desde luego, establecen entre sus conclusiones que existen menores tasas de uso de internet en mujeres en relación a hombres; que las tasas de uso mayores en zonas urbanas que rurales, crecientes con el nivel educativo y nivel de ingreso y mayor para ocupados, y que Las diferencias de género tienden a reducirse con el nivel educativo, edad y calidad de la inserción laboral (Navarro, 2012).

Así, de acuerdo con el investigador Carlos Silva, resulta manifiesta la manera en que en México la penetración de las tecnologías de la información coincide con las disparidades en el desarrollo entre las distintas regiones y estados del país. 

Si bien la penetración a finales de 2015 fue superior al 50%, al situarse en el 55%, en el siguiente cuadro se observa de qué manera “en las entidades que ostentan los mayores niveles de desarrollo, 67% del total de la población cuenta con dicho servicio, mientras que en aquellos estados con niveles de desarrollo medianos y bajos, la penetración equivalió a 38%.” (Silva, 2016)



Si tomamos como referencia el índice de Desarrollo Humano, cuya forma de medición corresponde a 3 ámbitos: educación, salud y nivel de vida, encontraremos que el crecimiento de 24% que registra el acceso a los bienes y servicios del Internet móvil, antes que ser motivo de buen augurio, están ensanchando la brecha de desigualdad en el país.  

Veamos. En una escala entre 0 y 1 del IDH, Chiapas obtuvo el peor puntaje (0.667), mientras la Ciudad de México ostenta el más elevado (0.83). Este abismo se reproduce casi como calca en los niveles de acceso a las TICs. 24 de cada 100 personas en Chiapas cuenta con el servicio, mientras que dicho indicador es 90 de cada 100 en la Ciudad de México.



Este es el dato que debe interesarnos como base para analizar las desventajas que tienen las mujeres para el acceso a las tecnologías que puedan proporcionarles herramientas de visibilidad y ciudadanización. 

Pues si bien, los investigadores coinciden con Edgar Tello Leal, quien en un estudio de hace algunos años señalaba que en el uso tecnológico “se encontró que la distribución por género correspondió a la media poblacional” (Tello Leal, 2008), es decir, que no había diferencias sustanciales entre hombres y mujeres, al analizar los datos de manera regionalizada, la conclusión es obvia. Ahí donde mayor marginación hay, mayor es la marginación de las mujeres. Las pobres entre los pobres, bien se sabe.

Silva, apunta: Con base en estos datos, la penetración de Internet móvil y el resultado del índice de Desarrollo Humano son eventos que parecen estar tan vinculados que uno refleja el problema de desigualdad de manera casi tan fiel como el otro.



Para él mismo señalar como sus conclusiones, o esperamos a que el mercado se ocupe de remediar esta disparidad que tiene consecuencias sociales, u optamos por una política pública que estimule la penetración y, con ello, el acceso tecnológico en las regiones donde mayor falta hace. 

Dice Silva, “Si la elección es una política pública, se deberá tomar en cuenta cuatro aspectos importantes que deberán desarrollarse de manera integral: el despliegue de infraestructura, el acceso a dispositivos móviles, la alfabetización digital y la priorización de las regiones y entidades federativas con menor grado de desarrollo” (Silva, 2016).

Debemos concluir, por nuestra parte que, a pesar de formar parte de una política pública transversal, hay muestras de falta de articulación entre los propios programas gubernamentales. 

Asimismo, mientras no se trabaje sobre la base de políticas que tengan como principio angostar la brecha de desigualdad en los índices de desarrollo de las regiones y estados de México, la política pública de asistencia social seguirá teniendo efectos regresivos al ensanchar la distancia entre quienes ya gozan de bienes y servicios para el bienestar, y quienes tienen menos oportunidad para acceder a ellos, en particular las mujeres. 

Aunque está ahí, la tecnología sigue siendo para las mujeres de los estados con menor desarrollo humano, una herramienta a la que accede con dificultad en pos de la autonomía física, la autonomía en la toma de decisiones y la autonomía económica, de la que habla la CEPAL. 

Algo tan cerca y, paradójicamente, tan lejos, a la vez.

Referencias
Buquet, A. (Agosto de 2015). Una mirada a las políticas de igualdad de género en el mundo. Obtenido de Revista Foreign Affairs América Latina: http://revistafal.com/una-mirada-a-las-politicas-de-igualdad-de-genero-en-el-mundo/
Diario Oficial de la Federación-DOF. (08 de 30 de 2013). Obtenido de http://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5312418&fecha=30/08/2013
López Noreña, G. (2010). APUNTES SOBRE LA CIBERCULTURA Y LA ALFABETIZACIÓN DIGITAL POSMODERNA. Obtenido de http://www.eumed.net/libros-gratis/2010e/821/Aproximaciones%20a%20La%20Definicion%20de%20Alfabetizacion
Navarro, L. (2012). Diferencias de género en el uso de Internet en América Latina. Obtenido de http://www.cepal.org/mujer/noticias/noticias/9/48019/5_Navarro.pdf
PNUD-México. (Marzo de 2012). El índice de desarrollo humano en México. Obtenido de http://www.cinu.mx/minisitio/indice_de_desarrollo/El_IDH_en_Mexico.pdf
SCT. (2016). México Conectado. Obtenido de http://www.mexicoconectado.gob.mx/carousel.php?id=80&cat=80&id_carrusel=2
Silva, C. (05 de octubre de 2016). The Siu. Obtenido de http://www.the-siu.net/wordpress/igualdad-digital-para-reducir-la-brecha-de-desarrollo/
Tello Leal, E. (Julio de 2008). Las tecnologías de la información y comunicaciones (TIC) y la brecha digital: su impacto en la sociedad de México . Obtenido de http://www.uoc.edu/rusc/4/2/dt/esp/tello.pdf