lunes, 18 de septiembre de 2017

América Latina y la ausente gestión integral de riesgos por desastres naturales


Economías débiles enfrentan retrocesos con cada desastre natural


Es un hecho que los desastres naturales seguirán ocurriendo en el futuro cercano América Latina y el Caribe.

Lejos de disminuir, la tendencia histórica nos indica que tanto los desastres marítimos como los desastres geológicos seguirán cobrando vidas en la región.

De acuerdo con datos de Naciones Unidas, sólo entre 1970 y 2001, los desastres naturales provocaron en América Latina casi 250 mil muertes.

Adicionalmente, en esas tres décadas, estos fenómenos afectaron de diversas maneras a cerca de 145 millones de personas.

Es relevante insistir en que la mayoría tanto de las víctimas mortales como de quienes resultaron afectadas, se encontraban ya desde antes del fenómeno natural, en situación de vulnerabilidad social.

Asimismo, el Programa de las Naciones para el Medio Ambiente ha calculado los daños materiales en la región en prácticamente 70 mil millones de dólares.

En este contexto, investigadores como Ricardo Zapata han insistido en la necesidad de una visión integral que se centre en la gestión del riesgo y adaptación, en relación con las consecuencias que el cambio climático ha traído consigo.

Daños, pérdidas y costos deben, así, ser vistas en su fase preventiva y no sólo reconstructiva, reconociendo la transformación socioeconómica y cultural como resortes de este cambio.

El círculo vicioso de los desastres que suma a la vulnerabilidad social ya existente, mayor pobreza y marginalidad,

De ahí que sea imprescindible llevar la experiencia de los daños anteriores, a un cambio en la gestión de los desastres que pueda mitigar la ocurrencia de los que puedan venir en el futuro.

Además de las pérdidas humanas, cada desastre para cada nación latinoamericana representa un retroceso en la posibilidad de generar mejores condiciones de vida para su población.

Los desastres naturales para toda América latina representan un impacto negativo en su necesidad (urgente) de generar un crecimiento duradero, que además sea sostenible, equitativo, competitivo y participativo.

Esta concepción del desarrollo que proponen muchos investigadores, entre ellos Ricardo Zapata, incorpora lo político, humano, social, físico, financiero y natural.

En lo que denomina “Una visión sistemática integral del desarrollo”, Zapata sostiene que sólo así podrán mitigarse los efectos de los desastres naturales por venir en Latinoamérica y el Caribe.

En lo político, destacan tres aspectos a consolidar en cada una de las naciones de la región: Gobernabilidad, Transparencia y Participación e inclusión.

En el desarrollo humano, es necesario el acceso universal a la salud y la educación, así como el fomento a los procesos de construcción de las identidades culturales.

En lo social, se hace énfasis en el fortalecimiento de Redes y sistemas, de seguridad, solidaridad, microeconomía, etc.

Lo social involucra también el fortalecimiento de los lazos familiares y de familia ampliada, a trabajar sobre los temas de violencia y seguridad, y, finalmente, atender la migración.

En cuanto a lo físico, Zapata señala: Tipo y calidad de los asentamientos y vivienda; Infraestructura de comunicaciones y transportes; y, calidad del resto de la infraestructura pública.

En lo financiero, se llama a observar el acceso al crédito; el establecimiento de mecanismos efectivos de compensación y ampliar cultura y posibilidades del aseguramiento.

Finalmente, en lo natural, se subraya el acceso universal al agua potable; el derecho al aire limpio, el cuidado de la biodiversidad y microclimas, representados por la integridad de los ecosistemas, así como el uso y acceso a recursos naturales no renovables.

No evitaremos los desastres naturales, pero una relación de responsabilidad frente al cambio climático, sí nos permitirá salvar vidas.

Del mismo modo que una gestión integral y sistémica de la gestión de riesgos, aminorará los daños sobre los que menos tienen.


Al tiempo que posibilitará preparar mejor a las economías latinoamericanas, ya de por sí frágiles históricamente.

El autor preside ad honorem AlfabetizaDigital A.C
antoniotenorio.com
@atenoriom