lunes, 4 de septiembre de 2017

Sin inversión en innovación Latinoamérica atada a no producir tecnología


El cruento y maléfico círculo vicioso de la baja inversión en innovación 


Todos los ejemplos mundiales así lo confirman, sin inversión en innovación no hay manera de mejorar las capacidades tecnológicas de una nación.

Habíamos ya hablado entre el círculo virtuoso que dispara la inversión en Investigación y Desarrollo, y la formación científica y tecnológica en los países donde así ha ocurrido.

Se trata de que los procesos se modifiquen y de paso a que, basados en nuevas habilidades, a tecnología posibilite alentar la generación de nuevos productos.

Impulsar de manera sostenida esta ruta de inversión, pública y privada, orientada a la generación de nuevas capacidades científicas y tecnológicas, se ve aún lejano en América Latina y el Caribe.



Hemos insistido en que, al hablar de capacidades tecnológicas, debe considerarse, a la vez, este elemento como catalizador de un consumo más crítico e informado de los propios bienes y servicios digitales y tecnológicos, que esto traería consigo.

A diferencia de países asiáticos que hacia principios de los años 70 trazaron su ruta de inversión en I+D, en el caso de Latinoamérica y el Caribe resultan decepcionantes.

Al organizar en cinco grandes grupos a las naciones de acuerdo con su compromiso presupuestal en I+D, vinculado a su Producto Interno Bruto, la región muestra indicadores ínfimos.

Ningún país latinoamericano o caribeño aparece en el primer segmento, que es el de aquellas naciones que destinan más del 2% de su PIB a Investigación y Desarrollo.

En el grupo de naciones que invierten en innovación entre el 1% y el 2%, Brasil, que destina el 1.2%, es el único país de la región que aparece.

Al nivel de Grecia y Sudáfrica, en el segmento de naciones que invierten entre el 0.5% y el 1% de su PIB en Investigación y Desarrollo, aparecen México, Costa Rica y Argentina.

Cuba, Chile, Ecuador, Uruguay y Colombia se ubican en el cuarto grupo. Esto es, países que invierten en innovación entre el 0.2% y el 0.5% de su PIB.

Y, por último, en el quinto grupo, el de las naciones con menos del 0.2% de inversión se hallan Panamá, Bolivia, Paraguay, Guatemala y El Salvador.

“La inversión en I+D es uno de los principales indicadores del esfuerzo tecnológico e innovador. 

A nivel mundial, hay una correlación muy elevada entre esa inversión y el ingreso por habitante de una economía”, señala la CEPAL en su informe 2016 sobre el tema.

Considerando, pues, que los datos que se ofrecen parten de la base del “tamaño” del PIB de cada país, el paisaje es muy complejo para la región.
Productos Internos Brutos que son ya de suyo menores a los de los países desarrollados, presentan inversiones más que insuficientes.

Bajo un horizonte de alta desigualdad y bajo ingreso nacional per capita, sin un esfuerzo tecnológico e innovador sostenido y a mediando, simplemente no se mira cómo pueda romperse el lastre ancestral de la pobreza acumulada.

El autor es fundador y preside AlfabetizaDigital A.C.
@atenoriom
antoniotenorio.com


No hay comentarios:

Publicar un comentario