Casi cuatriplicados
desastres naturales en América Latina: ciencia, tecnología y sociedad
Los desastres naturales
casi se han cuadriplicado en América Latina. En medio siglo, la frecuencia de
desastres naturales en Latinoamérica y el Caribe ha aumentado 3,6 veces.
Esta tasa, sin embargo, es
un indicador promedio. Pues al desagregar por sus regiones, los datos son aún
más alarmantes.
De acuerdo con los datos
del investigador Óscar Bello, recogidos por la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe, la evolución de las tormentas explica el alto número de
eventos naturales catastróficos en la región.
Tan sólo el periodo de 30
años que comprende 1970 al año 2000, Bello reporta que un crecimiento superior
al 500% tanto para Centroamérica como para el Caribe.
Datos más recientes
muestran a Latinoamérica y el Caribe como la segunda región más golpeada por
los desastres naturales.
De los 380 desastres
naturales que se presentaron en el mundo entre 2010 y 2015, poco más de la
cuarta parte, 25.5%, sucedieron en América Latina y el Caribe.
A su vez, la propia CEPAL
da cuenta cómo en “la década de 1960 hubo, en promedio, 19 desastres por año y
en la primera década del siglo XXI ese promedio aumentó a 68 fenómenos
anuales”.
Está claro, siguiendo las
estimaciones que realizan organismos multilaterales que trabajan sobre la
región, el grado de vulnerabilidad de la población crece en relación con la
ausencia de políticas de ingreso y acceso a servicios sociales universales.
En sentido, se hace patente
que la prevención no puede ser entendida desvinculada de una política pública
centrada en la protección social.
No hay mayor grado de
vulnerabilidad, pues, que la vulnerabilidad social.
Destaca, sin embargo, al
mismo tiempo el papel que en materia de desastres naturales puede jugar la
investigación y desarrollo tecnológico en materia de prevención y atención de
desastres naturales.
Ejemplo de ello es la
promoción del Centro de Investigación Transdisciplinaria en Riesgo de
Desastres, asociado a la Universidad de Chile.
Señala el CITRID, “la
gestión del riesgo socio natural es el concepto clave. No es sólo emergencia o
catástrofe. El riesgo es socio natural porque también son parte de él la manera
en que se construyen las calles, las viviendas y hospitales, la densidad
demográfica, la pobreza y muchas otras variables”.
El país andino ha sido
históricamente una víctima constante de los desastres naturales.
El mismo Centro de
Investigación enfatiza que, sin demérito de las vidas humanas, que es lo
fundamental, el impacto sobre las economías es innegable.
Así, por ejemplo, dice el
CITRID “sólo en materia de
terremotos, el de 1985 le costó al país US$ 1.800 millones de la época, casi el
11% del PIB. El del Maule, de 2010, se llevó el 12,5% del PIB. Es decir, cada año,
haya o no haya sismo, los terremotos le cuestan al país el 2% del PIB”.
No es extraño, entonces,
que el CITRID se plantee como una palanca para promover la constitución de
políticas públicas de largo plazo que generen inversión en Innovación y Desarrollo,
basados en la investigación.
De ahí también, la
experiencia que puede desprenderse para todos los países de la región.
Una inversión orientada a
la investigación y el desarrollo de capacidades tecnológicas.
De acuerdo con las propias
características de la región, la creación de capacidades tecnológicas que no
sólo actúen en la etapa de reconstrucción sino en todas las fases involucradas
en la manera de encarar los desastres naturales.
El llamado es a promover
políticas públicas, pues, que como señala el CITRID, asuman “un
enfoque transdisciplinar en el que se integran los diversos saberes
provenientes de las disciplinas que atienden los temas de la reducción de los
riesgos socio naturales en sus distintas fases: caracterización de amenazas,
prevención, mitigación, respuesta, recuperación y reconstrucción”.