domingo, 10 de septiembre de 2017

Ciencia y tecnología frente al aumento de desastres natuarles en América Latina

Casi cuatriplicados desastres naturales en América Latina: ciencia, tecnología y sociedad
 

Los desastres naturales casi se han cuadriplicado en América Latina. En medio siglo, la frecuencia de desastres naturales en Latinoamérica y el Caribe ha aumentado 3,6 veces.

Esta tasa, sin embargo, es un indicador promedio. Pues al desagregar por sus regiones, los datos son aún más alarmantes.

De acuerdo con los datos del investigador Óscar Bello, recogidos por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, la evolución de las tormentas explica el alto número de eventos naturales catastróficos en la región.

Tan sólo el periodo de 30 años que comprende 1970 al año 2000, Bello reporta que un crecimiento superior al 500% tanto para Centroamérica como para el Caribe.

Datos más recientes muestran a Latinoamérica y el Caribe como la segunda región más golpeada por los desastres naturales.

De los 380 desastres naturales que se presentaron en el mundo entre 2010 y 2015, poco más de la cuarta parte, 25.5%, sucedieron en América Latina y el Caribe.



A su vez, la propia CEPAL da cuenta cómo en “la década de 1960 hubo, en promedio, 19 desastres por año y en la primera década del siglo XXI ese promedio aumentó a 68 fenómenos anuales”.

Está claro, siguiendo las estimaciones que realizan organismos multilaterales que trabajan sobre la región, el grado de vulnerabilidad de la población crece en relación con la ausencia de políticas de ingreso y acceso a servicios sociales universales.

En sentido, se hace patente que la prevención no puede ser entendida desvinculada de una política pública centrada en la protección social.

No hay mayor grado de vulnerabilidad, pues, que la vulnerabilidad social.

Destaca, sin embargo, al mismo tiempo el papel que en materia de desastres naturales puede jugar la investigación y desarrollo tecnológico en materia de prevención y atención de desastres naturales.

Ejemplo de ello es la promoción del Centro de Investigación Transdisciplinaria en Riesgo de Desastres, asociado a la Universidad de Chile.

Señala el CITRID, “la gestión del riesgo socio natural es el concepto clave. No es sólo emergencia o catástrofe. El riesgo es socio natural porque también son parte de él la manera en que se construyen las calles, las viviendas y hospitales, la densidad demográfica, la pobreza y muchas otras variables”.

El país andino ha sido históricamente una víctima constante de los desastres naturales.

El mismo Centro de Investigación enfatiza que, sin demérito de las vidas humanas, que es lo fundamental, el impacto sobre las economías es innegable.

Así, por ejemplo, dice el CITRID “sólo en materia de terremotos, el de 1985 le costó al país US$ 1.800 millones de la época, casi el 11% del PIB. El del Maule, de 2010, se llevó el 12,5% del PIB. Es decir, cada año, haya o no haya sismo, los terremotos le cuestan al país el 2% del PIB”.

No es extraño, entonces, que el CITRID se plantee como una palanca para promover la constitución de políticas públicas de largo plazo que generen inversión en Innovación y Desarrollo, basados en la investigación.

De ahí también, la experiencia que puede desprenderse para todos los países de la región.

Una inversión orientada a la investigación y el desarrollo de capacidades tecnológicas.

De acuerdo con las propias características de la región, la creación de capacidades tecnológicas que no sólo actúen en la etapa de reconstrucción sino en todas las fases involucradas en la manera de encarar los desastres naturales.

El llamado es a promover políticas públicas, pues, que como señala el CITRID, asuman “un enfoque transdisciplinar en el que se integran los diversos saberes provenientes de las disciplinas que atienden los temas de la reducción de los riesgos socio naturales en sus distintas fases: caracterización de amenazas, prevención, mitigación, respuesta, recuperación y reconstrucción”.