Cinco brevísimas consideraciones hacia un Servicio Nacional de
Comunicación Cultural1
Antonio Tenorio Muñoz Cota2
Agradezco en todo lo que vale, la oportunidad de estar hoy aquí en este
alto recinto legislativo, con todas y todos ustedes. Es un honor.
Dentro de 6 días exactamente, se cumplirán 92 años de la fundación de
Radio Educación, a instancias de José Vasconcelos. A nuestro país, corresponde
la visión de haber fundado la primera radio educativa y cultural de servicio
público en español del mundo.
Sólo para tener una idea de la dimensión del tamaño de la hazaña,
recordaré con ustedes que el carácter público de la BBC es de 1927.
Saludo la discusión
sobre una Ley de Cultura que además de abonar al goce pleno de los derechos
sociales, económicos, culturales y políticos, se torna en ocasión para promover
los nuevos derechos inherentes a toda sociedad democrática de nuestro tiempo.
En ese sentido, se
abre la posibilidad para revisar y replantear la concepción, rol y alcance de
lo que solemos entender por comunicación cultural, para adecuarla a las
realidades del presente.
Cinco
consideraciones:
1.
Lo local y lo global, se incluyen mutuamente
Es cierto, la globalización propicia consumos y estereotipos
transnacionales.
Mas, si la global
en buena medida des-localiza, se abre entonces la oportunidad para
re-localizar, en un contexto más amplio, el planeta entero, aquellos elementos
simbólico-culturales que representan en su diversidad a la Nación y en su
pluralidad al Estado.
Así, la extensión del Estado propicia
la extensión de las ideas, identidades y cosmovisiones que le pertenecen. En el
mundo, el juego de las interacciones entre Estados se da en el marco de lo
cultural, con el trasfondo de la cultura.
2.
La sociedad que produce y comunica
Nunca antes en la
historia las sociedades del planeta había producido tanto y se había comunicado
en una forma tan vertiginosa.
De acuerdo con
CEPAL, se producen (y consumen) 27 mil millones de mensajes en Whatsapp, 45 mil
búsquedas en Google, 100 mil videos en Youtube, cada segundo.
El actor de esta
transformación vertiginosa es la sociedad, a través de lo que hoy reconocemos
como prosumidores. Todas, todos los que consumen y producen contenidos a la
vez.
¿Qué papel les toca
jugar entonces a los que son de carácter públicos culturales en este contexto?
Visibilizar para entretejer.
La comunicación cultural debe visibilizarlos de
manera tal que sean estos contenidos, en muchos casos, el camino que lleve a la
sociedad a establecer lazos, tejer proyectos conjuntos, reconocerse entre sí.
3.
Hacia una alfabetización digital centrada en la
creatividad
Lo digital es una condición en la que
están inmersas las sociedades contemporáneas. No se trata del uso de aparatos o
del acceso a herramientas de nueva generación. Es más bien, el impacto que en la
experiencia del individuo tiene lo digital.
La creatividad, como factor de la
producción y la expresión culturales, precisa del acceso a las plataformas
tecnológicas interactivas que proporcionan entornos digitales donde se
redefinen los procesos, los resultados y la participación de los individuos.
A la par del acceso, el punto medular
es el estímulo a las creatividades digitales.
Pensar en una política de Comunicación cultural de Estado implicaría la
consideración de la sociedad digital como un entorno presente habitado por
individuos que interactúan horizontalmente, que participan de la creación
cultural y que no están solamente a la espera del consumo de productos y
servicios culturales.
4.
Servicios que son bienes en la interacción de las
producciones y expresiones culturales
La comunicación cultural
constituye en sí misma un servicio y un bien. Su valía es doble, siempre y
cuando la consideremos como algo más que una caja de resonancia de mensajes
coyunturales.
En la medida en que los servicios
culturales son generados en una intención educativa y formativa pública, éstos
están comprometidos con las expresiones culturales comunitarias, regionales y
tradicionales. Al tiempo que participan de lo global sin diluirse en su
vorágine.
Cada año, de modo gratuito, la señal on demand de Radio Educación registra
alrededor de 300 mil descargas de radioteatros, radionovelas, audiolibros,
etc., está claro que al destinarle un espacio en su teléfono o computadora, los
ciudadanos lo entienden y valoran como un bien.
5.
En la perspectiva de un Servicio Nacional de
Comunicación Cultural
“Para la era global, se puede
decir que vale lo siguiente: Los Estados nacionales, no existen sin sociedades
mundiales, y las sociedades mundiales no existen sin Estados nacionales y
sociedades nacionales”, dice Ulrich Beck.
Planteamos aquí la perspectiva de
incorporar al diseño de la Ley que se discute la idea de un Servicio Nacional
de Comunicación Cultural, que articule, promueva, garantice el derecho a la
comunicación como eje de las nuevas creatividades.
Al finalizar este año, Radio
Educación habrá entregado de modo gratuito más de 20 mil programas a
radiodifusoras educativas, culturales públicas, sociales y comunitarias de todo
el país, el sur de los Estados Unidos y Centroamérica.
Sin irrumpir en su capacidad para
comprender su propia circunstancia, se entregan materiales que dialogan con lo
local, lo ponen en contexto, lo hacen dialogar y lo proyectan.
Concluyo.
En el contexto de
lo que ya se reconoce como el tiempo de la Sociedad Mundial Plurilocal,
concebir un Servicio Nacional de Comunicación Cultural constituiría una
herramienta de nuevo tipo capaz de:
1.
Proyectar la presencia y el diálogo de México
con el mundo, con las formas simbólicas globalizadas y de servicio a todo
mexicano se encuentre donde se encuentre;
2.
Ampliar el campo de acción cultural al
considerar la realidad de la sociedad digital: características, posibilidades,
uso de la tecnología, pensamiento y acción cultural transversal
3.
Promover la visibilización de contenidos
creativos digitales para la formación de redes y fortalecimiento del tejido
social
4.
Fortalecer al Estado como instancia de cohesión
e identidad a través de la cultura y sus expresiones multiculturales
5.
Articular una política pública sobre
comunicación cultural que abarque tanto la participación de los recursos en
radiodifusión y telecomunicaciones con que cuenta el Estado, así como sus
estrategias de coordinación para la difusión, promoción, investigación,
creación, crítica de todos los ámbitos de la cultura.
Comunicar es lo propio de la cultura. La hace pasar de un servicio a
constituir un bien que el individuo acompaña el resto de su vida.
Al comunicar y ser comunicada, la
cultura es.
Hace casi un siglo, escribía José Vasconcelos en 1922 a su amigo, el
poeta Carlos Pellicer:
“Echemos mano de la tecnología y la
comunicación para apoyar y extender nuestra gran cruzada educativa y cultural
que el país nos urge”.
Nunca más actual y pertinente.
Muchas gracias.
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1 Texto leído en el Foro sobre la Ley de Cultura, en el Senado de la República el 24 de noviembre de 2016.
2 Sociólogo, narrador, ensayista, docente universitario, Director general
de Radio Educación