lunes, 14 de agosto de 2017

Tener Internet en América Latina es caro; no tenerlo, aún más

Conectividad de Banda ancha fija: mejora asequibilidad, se mantiene alto costo

Desde hace unos años, América Latina y el Caribe presenta un crecimiento sostenido en el número de usuarios de Internet en todos los países de la región.

Entre 2006 y 2015 la penetración de Internet en América Latina y el Caribe creció 162%. Lo que significó que en términos del número de usuarios en relación con la población total de la región pasara de poco más del 20% a un índice superior al 54%.

Aunque la expansión de la conectividad en Latinoamérica es hondamente heterogénea, tanto entre países, como al interior de éstos, está claro que el acceso crece.

Se ha avanzado en asequibilidad, aun y cuando ese 54% de la población latinoamericana, en promedio, siga situándose muy lejos del casi 80%, considerado un índice de universalidad, que presentan los países con mayor grado de desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

En este panorama, atención especial merece las condiciones en las que ha evolucionado el acceso a la Banda ancha fija en la región.



Este tipo de conexión, rezagada frente a la Banda móvil que se recibe a través de teléfonos inteligentes, tiene importancia pues es aquella que en el futuro inmediato estará ligada a servicios públicos como la salud o la educación.

La telemedicina, una realidad ya en los países con altos grados de desarrollo, por ejemplo, requiere de anchos de banda superiores a los que se puede ofrecer a través de la banda móvil.

La asequibilidad, es decir, la facilidad o no para poder contar con el servicio, está sin duda vinculada al costo que representa para el usuario final. Encontrándose en ello grandes diferencias entre los países latinoamericanos.

La Comisión Económica para América Latina reporta un avance importante entre 2010 y 2014 en esta materia entre nueve países de la región.

En tanto que al comenzar la segunda década de este siglo, el acceso a la banda ancha móvil representaba en América Latina y el Caribe un promedio del 17.4% del ingreso, en 2014 había descendido a 3.8%.

La disminución es notable, pero aún insuficiente cuando se toman cifras mundiales. O, cuando se revisa el comportamiento de este costo de acceso país por país.

Así, nadie escatima el esfuerzo que representó para Bolivia pasar del 84.8% que costaba contar con Internet de Banda ancha fija en 2010 a un 20.9%.

Mas lo cierto es que la distancia con países desarrollados, donde el costo para acceder al mismo servicio no supera el 0.1% del ingreso mensual, es sencillamente abismal.

De acuerdo con CEPAL, apenas cinco países estaría por debajo de un costo menor al 1% del ingreso mensual. 

Ocho naciones entre el 1.5 y el 5%. En tres se tiene que destinar entre el 8% y el 11% del ingreso. Y uno, el caso de Bolivia, significa la quinta parte de un ingreso contar con Banda ancha fija.

El ranking de los 17 países sobre los que la CEPAL expone datos de asequibilidad, muestra a Uruguay a la cabeza, seguido por Chile, México, Panamá y Argentina.

En el segundo grupo, aquellos entre el 1.5% y el 5%, se hallarían Costa Rica, Colombia, Brasil, Ecuador, Venezuela, Perú, El Salvador y Paraguay.

El tercer grupo, es decir, donde el usuario destina en promedio entre un 8 y un 11% de un ingreso mensual, estarían Guatemala, Honduras y Nicaragua.

En términos generales, queda claro que la expansión de la banda ancha en América Latina se mueve con dificultades y un costo (aún) alto que en buena medida recae en el usuario final.

Ante la inminencia de servicios y bienes que el desarrollo del Internet anuncia, de prevalecer este esquema de (alto) costo para conectarse a Internet, el costo de no hacerlo, en términos de acceso a la medicina, por ejemplo, será (aún) más alto.

El autor es fundador y preside AlfabetizaDigital A.C.
@atenoriom
antoniotenorio.com


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