1.1 El “malentendido” entre los adultos y los niños.
El
malentendido desde los adultos hacia los niños, niñas y adolescentes, surge
porque los primeros tienden a transferir sus propias frustraciones y
percepciones respecto de la tecnología a sus hijos, sin llegar a comprender
cabalmente la manera en que los niños la experimentan.
Para
los adultos, las TIC han quedado ubicadas en un campo en constante puja entre dos
fuerzas. Sienten entusiasmo y recelo hacia las nuevas formas de comunicarse, de
entretenerse y socializar mediadas por las TIC. En general, la masificación de
las TIC los obligó a encarar un proceso de aprendizaje, y comenzaron a “andarlas”
más tardíamente y con cierta dificultad, como subiendo una “escalera mecánica a
contra mano”. Así, las idealizan a la vez que las condenan.
Los
adultos idealizan a las TIC, porque tienen registro de haber vivido sin ellas y
recuerdan lo engorroso que esto podía ser. Por eso en muchos aspectos, hoy se
les presentan como imprescindibles. Por
otra parte, la tecnología funciona paradójicamente, como medio tanto para
producir y trabajar como para “desenchufarse” de las diferentes cuestiones
cotidianas que les generan malestar y/o pesadumbre.
“La
realidad que estamos viviendo es muy dura, conectarse es una forma de zafar un poco.
Hago mea culpa, me siento en la computadora para desenchufarme”. / “Te da desesperación
si te quedás sin batería en el celular”. / “Si estoy una hora sin compu o sin celular
me pongo loca, siento que me estoy perdiendo de todo”. / “Me parece bárbaro
estar comunicados gratis por Whatsapp, pensar que antes había que gastar y
llamar por teléfono”.
Sin
embargo, los adultos también condenan las TIC, porque saben que fue posible
sobrevivir sin ellas (aunque hoy parezca imposible de imaginar), en un pasado
que evocan idílico (en línea con los sentimientos de añoranza que despierta
toda evocación del pasado). Es así como lo describen:
“Cuando
yo era chico no tenía la compu y era más sano, nos la pasábamos todo el día
jugando en la calle. Prefiero que mis hijos hagan algo físico, para que como
yo, vuelvan con raspones y moretones… que aprendan más a los golpes”. ; “Tuve
computadora recién a los quince años, me gustaría que mi nena lo viva como lo
viví yo”.
Las madres y los padres
indagados, desde su mirada adulta, ligan el esfuerzo “extra” que tienen que
dedicar (en comparación con sus hijos) con una cuota de malestar y frustración
(como si para los niños “todo” fuese mucho más fácil, soslayando que afrontan
nuevos desafíos). Lo cierto es que toda nueva tecnología tiende a ser impugnada
por las generaciones que nacieron cuando la misma no existía. En este sentido,
la antropóloga Geneviève Bell explica que existe un patrón por el cual cada vez
que una sociedad incorpora una nueva tecnología, se desata en una primera
instancia cierto pánico social ante el miedo de ser reemplazados y/o superados
por las máquinas.
En la misma línea, Roger Fidler, periodista, diseñador y
experto en nuevas tecnologías, explica que la aparición de distintos medios de
comunicación siempre generó el temor a depender excesivamente del mismo, e
incluso desde los propios medios se tendió a temer que “el nuevo” suplantara a
los ya existentes. Sin embargo, Fidler entiende que gracias a la co-evolución y
co-existencia, los antiguos medios van reencontrando su lugar y su rol dentro
del sistema general, como una forma de adaptación tanto de los medios como de
los usuarios. A este fenómeno lo bautiza mediamorfosis.
La
gran diferencia es que las generaciones más jóvenes experimentan la
mediamorfosis como un proceso vivo, que está teniendo lugar al mismo tiempo que
se da su propio proceso de construcción como personas.
Por otra parte, lo “nuevo” y
acaso particular de esta época, es que las TIC llegan en un contexto de menos
linealidades y jerarquías, que encuentra a todas las instancias de autoridad
más desdibujadas, fenómeno que se manifiesta en múltiples aspectos: instituciones
menos potentes, futuros más inciertos, carreras profesionales menos
predecibles, identidades vocacionales, sexuales y morales atravesadas por la
ambigüedad. Según el Psicoanalista Sergio Zabalza, integrante del Equipo de
Trastornos Graves Infanto-Juveniles del Hospital T. Álvarez: “hay una
diferencia cualitativa respecto a las brechas generacionales que se dieron
siempre en la historia y un primer dato es la declinación de figura paterna que
es signo de la época, y que hace que los adultos seamos una raza en extinción”.
En esta línea de reflexión, el psicólogo Sergio Balardini se refiere a una
“sociedad de pares sin impares”, donde en un contexto de mayor paridad entre
adultos y niños, las nuevas generaciones se construyen entre pares y los
propios adultos se muestran “auto-destituidos”. Antes de continuar, vale sumar
una reflexión aportada por Paula Sibilia: “Estas tecnologías surgen porque una
cultura hizo que eso sea posible, pensable y deseable. Por ejemplo, cada vez es
más difícil leer un libro de principio a fin. Apurados porque necesitamos
terminar el libro, o leer este capítulo que me sirve… no es casual que se hayan
inventado los lectores digitales: fue porque ya estábamos leyendo los libros
impresos de una forma distinta”
Para saber más véase: Impacto de la
Tecnología en niñas
y niños de América
Latina
Nuevos desafíos para la crianza
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